Estudio revela nuevos antecedentes sobre el impacto antrópico en el estero El Sauce

La investigación tiene entre sus co-autores a varios científicos del HUB Ambiental y sus resultados dan cuenta de cómo los vertidos de las plantas de tratamiento afectan a las comunidades microbianas presentes en este curso de agua de la región de Valparaíso, incrementando a su vez los gases de efecto invernadero.

Las zonas costeras son ecosistemas altamente sensibles al cambio climático y a la contaminación causada por el hombre. Entre los efectos más comunes, está la pérdida potencial de biodiversidad y servicios ecosistémicos, causada principalmente por desequilibrios en la cantidad de nutrientes presente en los cursos de agua.  Una problemática a la que no escapa la cuenca del estero El Sauce, que nace en Placilla y desemboca en Laguna Verde.

Este es el eje central de “Cambios microbianos y biogeoquímicos en un estero con un alto impacto antropogénico”, un reciente estudio publicado por la revista científica Water, de la editorial Multidisciplinary Digital Publishing Institute (MDPI), en el cual participó un grupo de investigadores del HUB Ambiental UPLA. Se trata de un curso de agua sometido a múltiples presiones antropogénicas, incluyendo la descarga proveniente de plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR), cuyo efecto sigue siendo, en la actualidad, poco explorado.

La Dra. Céline Lavergne, una de las co-autoras del artículo científico –junto a los Dres. Roberto Orellana, Cecilia Rivera, Polette Aguilar y Verónica Molina, todos investigadores del HUB Ambiental–, explica que la investigación es absolutamente novedosa considerando que, en primer lugar, no existía una descripción de la diversidad microbiana en ese lugar de la región. Adicionalmente a ello, se evaluaron los efectos de estas descargas, identificando las comunidades microbianas bentónicas, es decir, aquellas presentes en el fondo acuático del estero.

Asimismo, determinaron la variabilidad de los grupos funcionales clave dentro de estos microorganismos, que obtienen energía produciendo y oxidando metano (metanógenos y metanótrofos), u oxidando el amonio (nitrificantes). “El agua residual que recibe una planta de tratamiento viene cargada de materia orgánica, la cual en su última fase de descomposición produce metano, que es el que tiene mayor capacidad de incidir en el calentamiento global, 25 veces más que el dióxido de carbono”, recalca la investigadora.

Particular distribución de los microorganismos

Es por ello que los resultados de la investigación –que también tuvo entre sus autores a la Dra. Marcela Cornejo (PUCV), la Dra. Carla Acuña (UdeC) y al Dr. Francisco Pozo, recientemente egresado del Programa de Doctorado Interdisciplinario en Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la UPLA– no son alentadores. “Si llega una descarga a un afluente, pero a una temperatura mayor a la adecuada, el río también empieza a incrementar su temperatura y eso activa, a su vez, a ciertos microorganismos, que empiezan a producir gases como el metano, el cual encontramos en gran cantidad, disuelto en el sedimento del estero, en el marco de este estudio”, detalla la Dra. Lavergne, acotando que se elaboraron perfiles estructurales de las comunidades microbianas que se vinculaban a la calidad del agua, los nutrientes, la distribución de gases de efecto invernadero (GEI) y las firmas isotópicas de la materia orgánica en los sedimentos.

La investigación se llevó a cabo durante dos estaciones contrastadas, invierno y verano, y en tres zonas de captación: antes del vertido de la PTAR, inmediatamente después de él y, luego, en un amplia área ubicada más abajo dentro del curso de agua. “Observamos una distribución bastante particular de los microorganismos en esta mini-cuenca, con diferencias acentuadas entre ambas estaciones, muy influenciada por la descarga y, además, por la megasequía que actualmente nos afecta”, señala. “En el Valle del Aconcagua, por ejemplo, existen más PTAR, pero también hay mayor caudal de agua, que permite diluir mejor las descargas, entonces la contribución que hace la planta con su vertido en El Sauce es bastante relevante a la hora de analizar nuestros resultados, que son claros al comprobar que, exactamente en la zona de descarga de la PTAR, encontramos nutrientes en muy baja concentración y una presencia de GEI significativamente mayor, así como también microorganismos que se asocian a plantas de tratamientos y al microbioma humano”.